Y dándole un repaso a mi vida me he
dado cuenta que de pocas cosas me arrepiento, que si me he arrepentido en algún
momento de algo ha sido porque las cosas no me han salido como esperaba o
porque alguna vez pensé en forma de errata que tenía el control de la
situación. Ahora me doy cuenta de que no todas las imprudencias que pude
cometer fueron en vano. Un día me dije que aún sabiendo cual era el fallo,
seguiría cometiéndolo hasta que alguna vez no me arrepintiese. Y aquí estoy
hoy, sin ningún tipo de remordimiento, agradecida de que en algún momento de
aquél día hubiese pensado eso. Gracias porque ahora tengo todo lo que siempre
he querido, lo que siempre he necesitado y a quien siempre había anhelado.
Gracias por haber influido y persistido durante aquel tiempo de dilemas, de
inconvenientes, de obstáculos, de dudas, porque ahora mismo no me imagino con
otra persona que no seas tú. Comete errores porque al fin y al cabo de eso se
trata, de no pararte a pensar tanto y hacer lo que de verdad tus impulsos te dicten.
Piensa que esos impulsos son los que marcan quién entra y quién sale de tu vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario